miércoles, 21 de mayo de 2014

Watchmen: el superhéroe neurótico y una ética pragmática



Título: Watchmen 
Nacionalidad: Estados Unidos
Duración: 162 minutos
Año de producción: 2009


Director: Zack Znider
Guion: Alex Tse

Reparto: Jackie Earle Haley, Patrick Wilson, Billy Crudup, Jeffrey Dean, Malin Akerman, Matthew Goode, Carla Gugino.

Basado en la novela Gráfica "Watchmen" de Alan Moore.






Watchmen trata de imaginar una manera de reconciliar la figura arquetípica del superhéroe con el mundo hostil en el que vivimos. Por ello imagina la influencia que tendría esto en el desarrollo de la historia del siglo XX. También Por ello nos propone personajes neuróticos y peligrosamente inestables.

Podemos preguntarnos ¿Qué es entonces lo que los separa del hombre común? Los enmascarados en The Watchmen son alcohólicos, deshonestos, violentos, racistas y vulnerables a todos los males que aquejan al espíritu humano. Cada uno en su manera particular.
Evidentemente, la única manera de plantear hombres disfrazados luchando contra el crimen en el mundo real es aceptando que sus motivaciones psicológicas son principalmente enfermizas.
La obra es consciente de que persiguen un ideal infantil acerca de lo que es el bien y el mal. Su interés por mejorar la sociedad americana necesita de una serie de absolutos éticos incuestionables que se ven constantemente confrontados con un mundo mucho más complejo. La verdad es que el mundo, si debe ser salvado a partir de estos sencillos y reconfortantes valores, está completamente perdido. El ser humano es dibujado como esencialmente egoísta y violento, confinado a una infinidad de mecanismos neuróticos para enfrentar un mundo frío y pervertido. Está condenado a una soledad irremediable. Sus mejores intenciones se ven completamente impotentes frente a una estructura social, cultural, política y económica a la cual cada quien debe acomodarse. La vida real es inconsistente, desordenada, y las soluciones rara vez definitivas. A final de cuentas, estos super-hombres son parte del sistema contra el cual luchan. Inmiscuidos en actividades políticas, y partidarios de las preocupaciones generales sobre la política internacional en el contexto de la Guerra Fría, terminan por asumir cada uno una posición ética mucho más elaborada, la cual termina siendo la verdadera medida para caracterizar a cada personaje y atribuir a cada uno una personalidad particular.

Es inevitable que la película en ciertos momentos parezca apresurada -para quienes conocen la novela gráfica- pero hay que reconocer que el trabajo de síntesis no sólo es excelente, sino que sabe recuperar los momentos más importantes y acomodarlos en una narrativa que en varias ocasiones otorga una mejor cohesión a la historia. De alguna manera, es una versión corregida, construida a partir de pedazos cuidadosamente seleccionados (tanto para la trama, como para el guión y el desarrollo de los personajes). Es cierto que muchos elementos de la historia y de la extraordinaria narrativa del comic se ven inevitablemente descartados; sin embargo, la película reinventa con fortuna ciertos momentos y construye una configuración del clásico que no se queda atrás. Le es profundamente fiel a la historia original en su esencia, en los temas que explora y se esfuerza por recuperar al mismo tiempo su dimensión gráfica.

El tema principal de esta obra, el cual le otorgó en su momento la gran originalidad que está a la base de su tremendo éxito, es la ética del super-héroe de historietas. Explora este tema en la medida en la que lo vuelve obvio, juega con él y lo destruye. Al insertar el clásico y reconfortante maniqueísmo de las historietas en medio de la historia del siglo XX como la conocemos, reconoce sus estrechos límites y se burla de él. Al final de la historia tenemos a un grupo de héroes en el cual cada quien representa una posición ética distinta. Los más interesantes para el caso son el Comediante, Rorschach, Dr. Manhattan y Ozimandías. 
Los tres se enfrentan a un mismo problema: ¿Cómo enfrentar a un mundo pervertido sin insertarse en las violentas reglas del juego? Es imposible. Pero cada uno adopta mecanismos diferentes y valores distintos. 


"Blake lo entendió. Los humanos son de naturaleza
salvaje. No importa cuanto lo quieran adornar,
difrazar, Blake vio la verdadera cara de la sociedad,
 y escogió ser una parodia de ella, una broma."
El Comediante - se considera una parodia de la sociedad del siglo XX. Él mismo es una imagen de este mundo. La violencia y sel cinismo que caracterizan a este personaje no son más que un reflejo de nuestras sociedades. Por eso su muerte es simbólica en la medida en la que es absolutamente necesaria para llevar a cabo el plan de Veidt: él tiene que morir junto con el siglo XX, es parte de lo que debe ser enterrado. No tiene lugar en la utopía post-apocalíptica  de Veidt.

"Pronto habrá guerra. Millones morirán en miseria y pobreza.
 ¿Por qué tiene importancia una muerte al lado de tantas?
 Porque existe el bien y el mal, y se debe castigar al mal.
Aún frente al Armagedón, no haré concesiones.


Rorschach - Por otro lado, Rorschach no representa sociedad. Más bien la conoce a la perfección. Ha visto su lado más oscuro, y ello le lleva a erigir valores morales absolutos. Cabe mencionar que esto es un tanto contradictorio para un personaje que se desarrolla a partir de una filosofía nihilista y de un existencialismo de corte pesimista. Sin embargo, en esta realidad sin sentido, decide que existen el bien y el mal, y que este último debe de ser castigado a como dé lugar. En este sentido, es el menos pragmático. Es el único que se mantiene fiel a un ideal de justicia -al arquetipo del super-héroe de historietas- pero es también el que menos tiene la posibilidad de cambiar el mundo. En realidad, no busca cambiarlo, sino castigarle. Es esencialmente un maniqueo que en lugar de moverse entre una concepción de la dualidad bien/mal, lo hace a través del binomio justica/mal. En su mundo, el bien es imposible.

"Y de una contradicción con infinitas probabilidades en 
contra,sales tú. Sólo tu emergiste, destilar una forma
tan específica de tanto caos. Un milagro."
Dr. Manhattan - se mueve en un campo que es superior al de la simple ética humana. Lejos de preocuparse por conceptos metafísicos como el bien, el mal o la justicia, su atención se centra sólo en lo que le pueda causar un interés a partir de sus cánones de conocimiento de la realidad. Es un observador, sólo está aquí para contemplar las maravillas del universo. Su lógica lo lleva a otorgarle valor a la vida como un milagro cuántico. La quiere proteger, pero solamente en la medida en la que se trata del suceso "vida" en sí mismo, dejando de lado toda consideración moral, ética o metafísica. 

"Mi nuevo mundo exige un heroísmo menos obvio."
Ozymandías - Es quien cambia al mundo. Pragmático por excelencia, le da prioridad al acto y no a la idea. Esto no le impide luchar por un ideal, sin embargo, comprende la imposibilidad de llevar a cabo con completa ortodoxia una agenda ideológica a la realidad humana. Es ajeno a una moral estricta: ¿Será esto una consecuencia de su inmensa inteligencia? Ejercer el bien implica una traición al ideal del bien; él acepta el sacrificio y salva a la humanidad a partir de un acto en principio reprobable. En realidad es un personaje consciente: de la condición humana, de sus insuperables contradicciones, de su brutalidad y de su complejidad. De esta manera, un maniqueísmo ético resulta ser un mal, en la medida en la que le es imposible hacerle bien al mundo; en este sentido, la única y verdadera tendencia al bien sólo se puede encontrar en la inteligencia. 






domingo, 27 de abril de 2014

American Beauty: del sueño americano a la felicidad

Título original: American Beauty
Nacionalidad: Estados Unidos
Duración: 122 minutos
Año de producción: 1999

Director: Sam Mendes
Guión: Alan Ball

Reparto: Kevin Spacey, Annette Bening, Thora birch, Wes Bentley, Mena Suvari, Chris Cooper









"The American Beauty Rose can be produced in the splendor and fragance which bring cheer to its beholder only by sacrificing the early buds which grow up around it. This is not an evil tendency in business. It is merely the working-out of a law of nature and a law of God." 
                                                                                                          
           - John D. Rockefeller Jr.


la "American Beauty" es una variedad de rosa cultivada artificialmente para tener una apariencia perfecta. Es un título más que afortunado para esta película: no sólo representa una forma preconcebida de lo que debe ser la belleza; es también objeto de una celebre analogía de sus virtudes con el capitalismo americano y sus valores por un miembro de la familia Rockefeller. Es un título irónico puesto que expone la superficialidad del sueño americano y sin embargo, señala al mismo tiempo el tema que la película busca explorar más allá de las artificiales concepciones que se le atribuyen con tanta facilidad: ¿Qué es la belleza? ¿Qué significa apreciarla? ¿Qué es la felicidad? ¿Cómo acceder a ella? 

Las rosas aparecen constantemente como el elemento más
emblemático de decorados impecables y profundamente
superficiales.
American Beauty propone una valiosa reflexión en torno a preguntas que nos son urgentes. 
Por lo tanto, encontramos dos dimensiones en esta película, y cada una alimenta la reflexión que se construye sobre la otra. Por un lado, es una crítica a la vida en los barrios residenciales americanos. Por otro, una conmovedora historia sobre la felicidad y sus formas. 

Kant definió la belleza como cualquier cosa que se contempla con placer con independencia de su interés material. Es lo que recuerda Umberto Eco cuando habla sobre arte y deseo: para él, la modernidad, que había inventado la asociación entre arte y belleza, ve su modelo entrar en crisis con las vanguardias del siglo XX: a partir de ese momento, la belleza escapa del círculo de la filosofía y del arte para pasar al mundo de la comunicación de masas, pero confundida con el deseo. Hay que comprender la diferencia entre deseo y belleza: precisamente, American beauty habla sobre una perversión en la concepción tanto de la belleza como de la felicidad. En el mundo norteamericano de finales del siglo XX, encontramos una sociedad que confunde la felicidad con el poder adquisitivo. El éxito económico y la apariencia se han convertido en valores sociales imprescindibles. 

Dentro de este escenario, conocemos el vacío existencial de personajes que se aventuran (o se resisten) a apreciar la vida desde una perspectiva más humana. Lo que hace esta película a través de ellos es una disociación progresiva de la belleza con la apariencia. En su aventura, unos lo logran y otros fracasan; cada uno tiene un papel imprescindible para la trama y la construcción integral de su mensaje. Son todos víctimas del American Dream. 

"Jane´s a pretty typical teenager: angry, insecure, confused.
 I wish I could tell her that it is all going to pass.
 But I don´t want to lie to her."
 
Jane Burnham - Insegura y enojada, es el arquetipo del adolescente norteamericano que empieza a conocer la vida. Antes de cruzarse con Ricky, se encuentra en el camino hacia la superficialidad: ahorra para una operación de senos, se maquilla y participa en eventos escolares. Todo sin entusiasmo. Además, se conforma con una relación un tanto utilitarista con su amiga Ángela. Odia a sus padres y se avergüenza de ellos sin esconderlo. Aunque no arregla ninguna de estas relaciones, termina por enamorarse de Ricky. Esto le permite liberarse de sus miedos y asumirse como una persona diferente. A través de la sensibilidad de su novio, aprende a ver belleza en sí misma. 

"My business is to sell an image, and part of my work is to
live that image."
Carolyn Burnham - Falsa y frustrada, se aferra a valores vanos con obsesión. Para ella, aparentar equivale a ser: se repite que para ser exitosa, debe proyectar una imagen de éxito. Esta obsesión la lleva a rechazar todas las oportunidades que se le presentan para cambiar. Su esposo es la única persona que recuerda a una mujer alegre y feliz, a quién los años convirtieron en una marioneta vaciada de vida. Sus intentos por superar su situación la condenan al fracaso: dependen todos de los mismos valores superficiales que la oprimen. 

"What a sad, old man you are."
Coronel Frank Fitts - Estricto, seco e intolerante, este personaje ha construido una violenta máscara con la cual esconder su homosexualidad. Su machismo estereotipado debe de ser extremo para ocultar su origen. Esto lo lleva a vaciar a su esposa de toda personalidad y a expulsar a su hijo de su vida tras sospechar actos homosexuales. El único momento en el cual se abre y se permite ser vulnerable termina en frustración: al ser rechazado por Lester, su única alternativa es matarlo. Su miedo a ser auténtico lo condena a mostrarse como su opuesto diametralmente.

"I think the worst thing in the world is to be ordinary."
Ángela Hayes - Cumple con todos los requisitos para ser perfecta según los cánones de belleza a los cuales se adhiere. Incluyendo el carácter falso y superficial de tales valores. En realidad, es una chica asustada e insegura; incluso en el más cabal cumplimiento de tales condiciones se es una persona vacía. En este caso, su momento de vulnerabilidad la libera de una carga. Al confesar su virginidad a Lester, se permite por primera vez ser auténtica. Así, forma parte de un inesperado y emotivo intercambio de palabras con él: le pregunta cómo se siente, y se muestra contenta por la felicidad de Jane.

"Sometimes there´s so much beauty in the world. I feel like
I can´t take it. And my heart is just going to gave in."
 
Ricky Fitts - Seguro y diferente, Ricky cumple la función de observador. Es al inicio el único capaz de apreciar la belleza en todo lo que sucede a su alrededor. Mientras unos luchan por adecuarse a su entorno, él lo contempla. La felicidad es una forma de la belleza; debe ser vivida, sentida. Su profunda sensibilidad le permite apreciar su propia situación familiar con serenidad, y considera al miedo como un sentimiento absurdo. Por ello enfrenta la muerte con una curiosa tranquilidad; sea la de una vagabunda, un pájaro, o la de su vecino, ve en estos sucesos las más impactantes manifestaciones de la belleza en el mundo. Esta es finalmente una forma de percepción.


"-When you see something like that, it´s like god is watching right at you, just for a second. 
And if you´re careful, you can look right back.
-And what do you see?
- Beauty."

"It´s the weirdest thing. I feel like I´ve been in a coma for
about 20 years. And I´m just waking up."
Lester Burnham - Es el personaje principal de la película. Partiendo de una vida miserable, emprende una aventura que lo lleva a la felicidad. Burnham es un hombre que ha permitido que su esposa, su trabajo y su edad lo conviertan en un ser sedado. Ángela (un estímulo un tanto superficial) le otorga la voluntad de cambiar su vida. Poco a poco, y para el horror de su familia, escapa de lo convencional. Al enfrentarse a las actitudes manipuladoras de su mujer, recobra vida. Al mismo tiempo, recupera interés por quién lo rodea. Recuerda la alegría que la vida arrebató a Carolyn y a Jane y las invita a acompañarlo (sin mucho éxito). Lester aprende a dirigir su atención y su vida a ciertos elementos más propios de la felicidad. Morir no es un problema. En realidad resulta intrascendente cuándo se da cuenta de que ha aprendido a ser feliz. 

Otro tema que plantea la película es el del problema de la comunicación. En gran medida, los personajes permanecen ignorantes ante los demonios de los demás. Jane nunca se entera de que su padre ha cambiado, ni de que se preocupa por ella, ni de que Ángela es capaz de de ir más allá de la superficialidad. Ricky no sabe que el rechazo de su padre es una manifestación más de sus fobias. Y al final sólo Ángela y Ricky aprenden que Lester fue feliz. Es una situación desafortunada en cierta medida, pero necesaria. Es a través del conflicto (cuya consecuencia es la irreconciabilidad) que cada uno reconoce en la otredad el mal que aqueja a todos.  

American Beauty es una denuncia de los innecesarios valores que la sociedad de consumo ha enaltecido, precipitando la perversión de otros tan sencillos e indispensables como la felicidad. Es un recordatorio para hacernos las preguntas adecuadas y adoptar actitudes sinceras. La autenticidad es una condición para la felicidad. La belleza existe en la medida en que es contemplada. 
"It´s hard to stay mad when there´s so much beauty in the world. Sometimes I feel like I´m seeing it all at once, and it´s too much. My heart fils up like a balloon that´s about to burst. And then i remember to relax, and stop trying to hold on to it. And then it flows trough me like rain, and i can´t feel anything but gratitude for every single moment of my stupid little life."

lunes, 17 de marzo de 2014

Full Metal Jacket: la dualidad humana y el acto de matar


Título original: Full Metal Jacket
Nacionalidad: Estados Unidos
Duración: 116 minutos
Año de producción: 1987

Director: Stanley Kubrick
Guión: Stanley Kubrick, Michael Herr, Gustav Hasford

Reparto: Mathew Modine, Adam Baldwin, Vincent D´Onofrio, Lee Ermey, Dorian Harewood, Arliss Howard, Kevyn Major Howard, Ed O´Ross

Basado en la novela "The Short-Timers" de Gustav Hasford








Con Full Metal Jacket, Kubrick pretendía inventar y explorar formas poco convencionales para la narración cinematográfica. Se trata de una historia divida de manera tajante en dos momentos, cada uno con características propias y particulares. El contenido de tal estructura no es de ninguna manera fortuito: la forma no es sino un recurso a partir del cual plantear una reflexión sobre la dualidad como una característica inherente del ser humano. Esta dualidad encuentra ejemplo a partir del acto en el cual aparece con mayor dimorfismo y contraste: el acto de matar.
En un terreno que se mueve entre la crueldad y la compasión, James T. "Joker" Davis aprende a reconocer estos dos polos de la actividad humana, y experimenta la violencia en lo que también tiene de dual: primero como una violencia institucionalizada, social y ordenada; en segundo lugar como una violencia caótica y espontánea. En la primera parte, en el marco de su entrenamiento, accede a practicar la crueldad como un acto de inercia colectiva; en la segunda, y en medio del caos de la guerra de Vietnam, viene a la decisión individual de escoger la compasión como un motivo para asesinar. Hay que pensar Full Metal Jacket como una película con una estructura que a la manera de un espejo refleja dos polos opuestos, la dicotomía de la violencia humana con todos sus contrastes.

En concreto, el acto de matar es explorado a partir de cuatro de sus manifestaciones reunidas en dos grupos: el suicidio y la supervivencia; la crueldad y la compasión. El primer grupo consiste en consecuencias de condicionantes sociales, mientras que el segundo trata sobre una dimensión individual del ser humano. Estos temas son abordados respectivamente en cada una de las dos partes de la película (primero en el contexto del entrenamiento de marines en Parris Island, y después a partir de un paseo por Vietnam durante los días posteriores a la ofensiva del Tet).




La dimensión social del acto de matar
Es en el marco del estricto entrenamiento de marines estadounidenses que kubrick presenta las primeras formas de la violencia humana sobre las cuales pretende indagar. A partir de medidas draconianas, el sargento mayor Hartman induce a su grupo a actuar con orden y obediencia. Leonard Lawrence, un joven obeso y mentalmente inestable, encuentra grandes dificultades para adaptarse al entrenamiento. Su incapacidad para seguir el ritmo de los demás generan graves consecuencias: el castigo por no ser apto en términos sociales no sólo proviene de su superior, sino de la colectividad entera. Esta violencia es, ante todo, legítima: proviene de un consenso sobre su necesidad y en cierta manera está institucionalizada.
El resultado directo de todo esto se manifiesta a través del suicidio de Lawrence: esta forma del acto de matar (en este caso auto-infligido) es ante todo social. El suicidio como acto individual no tiene cabida dentro de esta historia: nunca es absolutamente necesario. lo que la película explora es la muerte como una consecuencia social o moral necesaria, no la posibilidad de que resulte de un proceso lógico de razonamiento. 


"I live in a world of shit."
Joker, personaje central de la película, se ve afectado moralmente por las diversas formas con que la muerte aparece frente a él a lo largo de la historia. En este caso, se ve forzado a participar en los acontecimientos que desencadenan la muerte de Lawrence, de los cuales el peso ético sólo le afecta a nivel individual: su participación en el acto colectivo, aunque le cause conflictos, es similar a la de los demás. A pesar de la compasión que siente por su compañero, no puede actuar fuera del marco en el cual le es permitido hacerlo; no sólo se ve imposibilitado para defenderlo, sino que termina formando parte de la violencia que lo lleva a la muerte. Toda consideración personal sobre la situación es intrascendente: no afecta su manera de actuar dentro del grupo. El sentido ético de los gritos que lo atormentan después de golpear a su camarada sólo es individual; parece ser que la presión social puede funcionar como único motor de un acto a pesar de que este se convierta en un dilema moral para quien lo ejecuta. 

En síntesis, el suicidio de Lawrence es un acto social en dos niveles: primero por la responsabilidad que tienen sus camaradas (incluyendo a Joker), y segundo porque resulta de su imposibilidad de encajar en el grupo. No hay parte individual en este acto. Cuando Lawrence asesina a Hartman antes de quitarse la vida, lo hace en parte cómo venganza (su única motivación cuando renuncia a la vida) y en parte como mecanismo de defensa. La muerte como consecuencia de llevar la vida en sociedad a sus límites es un testimonio de que la interacción humana es esencialmente violenta. 




La dimensión humana del acto de matar

La segunda parte de la película consiste en la experiencia de Joker en Vietnam. En contraste con la rigidez e uniformidad de la primera, nos encontramos frente a relaciones jerárquicas más relajadas (en el trato), vestimentas menos ortodoxas y actitudes más personales: a partir de este momento, sin el estricto marco social anterior y la presión colectiva que le acompaña, la práctica de la violencia es explorada en su dimensión más individual y humana. Surgen ciertas situaciones en las cuales el acto de matar se convierte en una decisión, por lo cual su dimensión ética toma una gran relevancia. Joker ya no se tiene que desenvolver en un marco institucionalizado, sino en uno mucho más pragmático en el cual la violencia es espontánea e impredecible. 

James T. Davis siempre adopta una actitud poco reverente. Si es apodado "Joker" es porque las personas que cruza en su camino recurrentemente notan esta cualidad. Sin embargo, parece ser el único personaje en la película conmovido por la muerte. Es, en contraste con este apodo, el único que no hace de la violencia una broma. En realidad, trata de tomar las cosas a la ligera siempre que puede: al usar un símbolo de amor y paz hippie al mismo tiempo que un casco con la inscripción "born to kill", pretende sugerir la cuestión de la dualidad humana con un tono humorístico. A pesar de esto, en varias ocasiones es confrontado directamente con la muerte y adopta una actitud mucho más seria al respecto (primero con el suicidio de su compañero, después al ver una fosa común, y finalmente cuando decide asesinar a una muchacha moribunda). 

Al encontrarse con un marine que dispara indiscriminadamente a civiles vietnamitas, Joker le pregunta si no le causa conflicto matar niños y mujeres. Este le responde que el secreto está en "no apuntarles demasiado tiempo". La condición para matar con facilidad está en no convertir este acto en una decisión, en ser reticente a tomar conciencia sobre lo que se está haciendo. La crueldad debe ser espontánea e irreflexiva. De una manera diametralmente opuesta, la compasión es un acto que implica tiempo; no puede ser gratuita. 

"Kill me..."
Finalmente, y en contraste con la imposibilidad de evitar el acto de crueldad en la primera parte de la película, Joker se encuentra en una situación en donde el marco social deja de ser efectivo: en medio del caos, la inercia colectiva que lo había empujado a la violencia no tiene fuerza. Por ello el acto de matar se convierte en un dilema exclusivamente ético, el cual debe resolver a nivel personal. Sus compañeros le piden que deje vivir a una muchacha gravemente herida para que sufra, y frente a esto él toma la decisión de otorgarle la muerte. En contraste con su primer acto de crueldad por inercia, llega a la conclusión ética de matar por compasión. Tanto el acto gratuito de crueldad como el acto reflexionado de compasión le causan un profundo conflicto. Como Lawrence, llega a la conclusión de que está en "un mundo de mierda". Mientras que este quiso escapar de él, Joker considera la supervivencia como un bien en sí mismo. 


"This is my riffle, there are many like it, but this one is mine. My riffle is my best friend; it is my life. I must master it as I must master my life. Without me my riffle is useless. Without my riffle, I am useless. I must fire my riffle true."


"Full metal jacket" es el nombre de las municiones que usan los marines. En esta película, es importante comprender que las armas se convierten en extensiones no sólo de sus cuerpos, sino de sus personas. La bala, para Joker, es portadora de intencionalidad. Por si misma, sólo permite efectuar el asesinato. Pero se trata de quién la dispara: si ella es la consumación del acto, él es quien lo ejecuta. En su dimensión colectiva o individual, tal acto tiene un sentido anterior y superior al mero asesinato. Es por medio de las armas que se convierten en acto las intenciones que le son anteriores: la crueldad y la compasión son motivaciones igualmente humanas. 


lunes, 24 de febrero de 2014

Vanilla Sky: una alegoría de la responsabilidad

Título original: Vanilla Sky
Nacionalidad: Estados Unidos
Duración: 136 minutos
Año de producción: 2001

Director: Cameron Crowe

Reparto: Tom Cruise, Penélope Cruz, Cameron Díaz, Kurt Russel, Jason Lee

Remake de la película "Abre los ojos" de 1997, dirigida por Alejandro Amenábar







Encuentro superior en varios aspectos el remake de 2001 de Abre los ojos. En primer lugar, y en los términos del uso que le daremos en este artículo, el guión y la estructura de Vanilla Sky le fueron prácticamente calcados; es decir que para un análisis de los temas explorados, cualquiera de las dos conviene. La versión original contiene errores técnicos y fue filmada con las posibilidades otorgadas por un presupuesto limitado.  El remake no sólo es más ameno, sino que contó con una producción visiblemente superior que se refleja en el retrato mucho mejor logrado de la vida del personaje principal, así como en la participación de un elenco prestigioso y en el uso de efectos especiales de alta calidad. Finalmente, es mucho más probable que el lector esté familiarizado con la versión hollywoodense, la cual en esencia -y esto es lo importante- recupera de manera fiel y adecuada un guión particularmente inteligente e interesante para ser analizado.


Alegoría: del griego allegorein, "hablar figuradamente". Consiste en la representación artística de una idea; pretende volver visible lo que es puramente abstracto o conceptual.

Vanilla sky es una historia cuyo contenido consiste en una serie de símbolos (tanto objetos como personajes) organizados en una estructura narrativa que pretende hablar sobre la responsabilidad desde una perspectiva ética. En concreto, se trata de la responsabilidad de la felicidad personal; a partir de ello, incluye la exploración de otros temas como la culpa, el amor y la locura, y llega a proponer el germen  de reflexiones de orden metafísico sobre la realidad y la percepción. 
Comenzaré por explicar conceptualmente el significado de la película, para que podamos posteriormente poner atención en como son representadas estas ideas y en como está articulada la narración. 
A grandes rasgos, no es más que la historia de un amor imposible. Se trata del proceso por el cual un hombre toma decisiones que sabotean una relación prometedora; al no querer asumir su responsabilidad, llega al punto de negar su propio sentimiento de culpa por mecanismos neuróticos y a imaginar una situación en la cual ninguno de sus actos tuvo las consecuencias que le eran necesarias. Sin embargo, la culpa resulta ser un peso que le es imposible negar. Es al asumir sus actos (y sobre todo las consecuencias que surgen de ellos) que regresa al mundo real, listo para un nuevo comienzo, pero consciente de que no hay vuelta atrás: asumir una postura consecuente implica renunciar a la mujer que ama. 
Si sintetizamos el contenido de la historia y le restamos su carácter de thriller de ciencia ficción, queda lo siguiente: David Aames es un joven despreocupado que disfruta una vida en la cual no tiene que preocuparse por ninguna clase de responsabilidad. Julie Gianni, su amante, está profundamente enamorada de él. En su fiesta de cumpleaños, David conoce a Sofía Serrano, acompañante de su mejor amigo, Bryan Shelby. Se enamora de ella sin considerar la situación en la cual esto lo pone frente a Julie y Bryan. Además, y a pesar de haber conocido a Sofía, accede a tener un último encuentro con su amante.
A partir de ese momento, debe cargar con el peso moral de sus actos y con la culpa que en él despiertan; pero no quiere aceptar que la consecuencia necesaria sea que todo haya terminado con Sofía. Decide negar su responsabilidad y vivir en un mundo ilusorio en el cual su decisión no afecta su relación con Sofía ni su amistad con Bryan. Finalmente, tras una serie de eventos que ponen en duda su cordura, una intuición de responsabilidad personal lo encamina a responder por sus acciones y a aceptar que es imposible tener una vida con Sofía a su lado. Este acto de conciencia lo libera de su carga y le permite empezar una nueva etapa en su vida.

Las alegorías 

El accidente - El momento central de la historia, y del cual versan todas las consecuencias (tanto simbólicas como concretas) es el accidente en el cual el personaje principal, David Aames, queda desfigurado y su amante Julie Gianni muere. Todo lo anterior es un preámbulo en el cual conocemos el carácter egoísta y despreocupado del personaje. La frase de Sofía, "I think she is the saddest girl to ever hold a martiny", sólo encuentra impacto sobre David en la medida en que es una retórica ocurrencia de tintes poéticos de la persona de la cual se está enamorando; el objeto de la expresión, que es Julie y su evidente sufrimiento, no tiene eco en su atención.
El accidente, junto con sus secuelas, son el resultado del acto por el cual David concreta una traición: al subir al auto, responde a sus característicos impulsos egoístas y accede a acostarse con Julie una vez más a pesar de haber encontrado a alguien de quien enamorarse.
En la escena que sigue inmediatamente al accidente, se encuentra soñando. Le dice a Sofía que tuvo una pesadilla aterradora en la cual Julie se aventaba con él desde un puente. La respuesta que ella le da lo remite a la consciencia de la realidad: le pregunta por qué se subió al coche, y le recuerda que en algún momento no le pareció importante notar la tristeza de Julie. Regresa al mundo real (me refiero a la consciencia de la situación y a su sufrimiento) con una frase desesperanzada: "Even in my dreams i´m an idiot who´s about to wake up and go back to reality".

Las cicatrices - David no puede escapar de su rostro deformado. Después del accidente -después de aquella decisión desafortunada- se encuentra condenado a cargar con cicatrices que debe mostrar frente a las personas que le son cercanas. Lo que representan es lo vulgar de su traición y la imposibilidad de que sea pasada por alto. Es una mancha indeleble que sólo puede portar con vergüenza. Son también la consciencia que el obtiene de su error; por ello, en medio de su ilusión, se encuentra en ciertos momentos enfrente del espejo con un rostro que ha vuelto a ser deforme y reacciona con horror. Su cara, cuando se encuentra sin marcas, refiere a la tranquilidad que experimenta al reprimir el conocimiento de sus actos.

La mascara - Con el tiempo, David encuentra valor para mostrarse frente a Sofía. Ella reacciona con una reticencia disimulada frente a las cicatrices, pero accede a salir con él; a pesar de la gravedad de la situación, le da una oportunidad cuando se muestra sin negar sus defectos. Sin embargo, David llega a la cita con una máscara (una prótesis que sus doctores elaboran con fines estéticos). Esta simboliza el acto por el cual Aames pretende esconder su error, negarlo a pesar de la evidencia; y con ello solo logra causar incomodidad a sus amigos. Conforme avanza la película, y al borde de la locura, la máscara se convierte en el medio por el cual David pretende desconocer el estado de su rostro: llega un punto en el cual ya no sabemos si detrás de ella se encuentra una cara destruida o no.

El cielo de vainilla - David le había enseñado un cuadro a Sofía en el cual Monet pintó, a su manera, "un cielo de vainilla". Como artista de su ilusión, Aames le pinta a su mundo su propio cielo de vainilla. Al día siguiente del desafortunado encuentro que tiene con Sofía, y después del cual se queda dormido en la calle, esta regresa y lo despierta. Detrás de ella, podemos apreciar un cielo color vainilla, el cual a a partir de este momento de la historia (en cuanto comienza la ilusión) no desaparece. Con una actitud sospechosamente diferente, lo invita a intentar todo de nuevo. Su fantasía consistió básicamente en estar con ella sin tener que sobrellevar el peso de sus errores: "We were quite a pair. Her believing in me, me believing that I actually deserved it.". Después de eso, todo se vuelve surrealista. Su doctor cambia de actitud y encuentra la manera de reconstruir completamente su cara; en términos simbólicos, David se inventó un mundo en el cual ya no tendría que cargar con el peso de sus actos. Incluso Bryan es feliz de verlos juntos; se ahorra en su fantasía la confrontación con su mejor amigo.
En medio de esta ilusión, Nuestro personaje empieza a tener breves intervalos de pesadilla en los cuales se encuentra de cara frente a sus culpas: la cicatrices y Julie empiezan a manifestarse; esta remplaza a Sofía en la medida en que representa la imposibilidad de acceder a ella; Gianni es la culpa misma, el peso del error.

El psicólogo - Curtis McCabe representa la intuición ética de David Aames. Es una figura paterna en la medida en la que le desea ser un hombre responsable. Simboliza el camino ético que arquetípicamente un padre desea y enseña a su hijo. en este sentido, un psicólogo con tintes paternales es la figura más adecuada para representar a la responsabilidad: le hace aceptar que mató (nuevamente, en un sentido figurado) a Sofía. Ser consecuente es parte de ser responsable: implica que acepte que sus actos le llevaron a perderla, a aceptar una cicatriz que por medio de una máscara de mala fe trató de cubrir y que le llevó a mentirse a sí mismo a tal grado que imaginó que no tenía porqué cargarla. Por eso, dentro de la trama de la historia, se queja tanto de la decisión de unirse a Life Extension: como padre, no aprueba la ilusión; busca la responsabilidad. Es él quien tiene un peso fundamental en el desarrollo del personaje de David, quien al concluir la historia se encuentra frente a una serie de decisiones en las cuales finalmente decide actuar de manera consecuente: frente a la posibilidad de continuar con la fantasía, escoge una vida real.

Acrofobia - El miedo a las alturas de David simboliza su miedo a la realidad. La decisión de afrontarla implica saltar de un edificio. Aprende al final de su aventura que aceptar la verdad puede implicar dolor, pero que vivir sin ella sólo puede resultar artificial. Al despedirse de Sofía se perdona a sí mismo, de frente a sus actos, y acepta que no volverá a verla: asume su responsabilidad hasta sus últimas consecuencias.



Pensar Vanilla Sky como una alegoría de la responsabilidad permite comprenderla de una manera eficaz. Si bien los símbolos que encontramos en el camino a veces lo son incluso dentro de la misma trama como elementos de la fantasía psicológica del personaje (el psicólogo, el cielo de vainilla, el miedo a las alturas), otros son elementos concretos que más allá de la ilusión funcionan como alegorías a pesar de estar dentro de la "vida real" de David Aames (el accidente, la máscara y las cicatrices). Son estas las razones que me han llevado a pensar el guión de esta película como el resultado de un ejercicio inteligente de transmutación de ideas a una forma visual y alegórica.


lunes, 10 de febrero de 2014

Trainspotting: una filosofía del absurdo

Título original: Trainspotting
Nacionalidad: Reino Unido
Duración: 94 minutos
Año de producción: 1996

Director: Danny Boyle
Guión: John Hodge

Reparto: Ewan Mcgregor, Ewen Bremner, Jonny Lee Miller, Kevin McKidd, Robert Carlyle, Kelly Macdonald, Peter Mullan, James Cosmo, Eileen Nicholas, Susan Vidler, Irvine Welsh, Pauline Lynch, Shirley Henderson, Stuart McQuarrie

Basada en la novela original de Irvine Welsh, "Trainspotting"







"Cuando estás drogado, solo tienes una preocupación: el sexo. Y cuando no lo estás, te preocupas por toda clase de mierda. No tengo dinero, no puedo emborracharme; tengo dinero, estoy bebiendo demasiado. No consigo chica, no puedo tener sexo; tengo chica, es un fastidio. Tienes que preocuparte por las cuentas, por la comida, por un equipo que nunca gana, por relaciones humanas, y por todas esas cosas que realmente no importan cuando tienes una empatía sincera y verdadera por las drogas."



Trainspotting comienza con su personaje principal, Mark Renton, describiendo los mecanismos por los cuales un hombre realiza una vida ejemplar. Ejemplar en términos sociales, culturales, éticos... pero carente de sentido. Para él, las responsabilidades arquetípicas de nuestras sociedades occidentales son cargas innecesarias, ilusiones de aquellos que no reparan en la absurdidad elemental de la vida. Nuestro personaje encuentra una solución más apropiada para entretenerse durante el tiempo que uno debe estar en este mundo: ¿Por qué preocuparse por terminar de pagar un coche o por mantener una buena salud cuando se puede consumir heroína? El adicto se libera de un peso absurdo; no es que su vida adquiera un sentido, pero por lo menos no la desgasta con la ilusión de tener uno. Tampoco es una vida sin complicaciones; sin embargo, estas se vuelven básicas e instintivas: necesarias.

Aquí es donde empieza todo: su adicción no es un accidente. Es, ante todo, una decisión y la consecuencia directa de una manera de ver al mundo; cómo tal, es más digna que el acto por el cual un hombre enajenado de la realidad se somete a un papel socialmente aceptable (es decir a un esquema ético arbitrario, y a un aparente sentido de la vida que sólo es vano).

En este sentido, Mark Renton es uno de los tantos ejemplos por los cuales podemos ilustrar al hombre absurdo como lo pensó Camus. Consciente de su condición humana, e indiferente frente al mundo que lo rodea, escoge no escoger la vida (como la entendemos en términos sociales). El éxito económico, social, o de cualquier género, no es más que un invento más de la modernidad occidental. Si la esperanza de que la vida tenga un sentido providencial y religioso fue remplazada por una confianza ciega en el porvenir, en el hombre y en su capacidad por comprender el mundo, nuestra época le ha encontrado límites a la ciencia y a sus expectativas. Renton personifica la actitud del hombre lúcido de finales del siglo XX. Es un hijo más de las desesperanzadas aportaciones que han hecho los filósofos del absurdo. 


Un drogadicto no necesita justificación que vaya más allá del placer. Sin embargo Renton se embarca en una serie de reflexiones que nos permiten comprenderlo como un hombre que en cierta medida entiende sus decisiones. Esto no significa que esté en lo correcto. Se encuentra atrapado en lo que Camus ha llamado un "salto filosófico". Es decir que no lleva sus convicciones hasta sus últimas consecuencias. Efectivamente, se deshace de barreras morales -por arbitrarias- y no se molesta en manipular, utilizar o traicionar a sus amigos. Estos harían lo mismo. Así, desde el principio de la película destruye la vida del sano y sincero Tommy: arruina su relación, lo convierte en un drogadicto para ganar dinero, e indirectamente es responsable de que se contagie de sida y muera. Sin embargo, no lleva esta actitud hasta sus últimas consecuencias. En un momento de desintoxicación, es atormentado por la culpa, la cual se manifiesta por medio de aterradoras alucinaciones. De esta manera, sus convicciones no logran atravesar cierta intuición ética, lo cual lo lleva a escoger la vida. El mejor ejemplo de este proceso, por sintético, es el de su amigo Sick Boy, quien en cuestión de segundos contempla el derrumbe de todas sus creencias (en gran medida similares) frente a la experiencia de la muerte de su hijo.




¿Y qué es Diane, la amante colegiala, sino la voz de la conciencia de Mark? Le hace entender que ser un heroinómano es tan absurdo como tener un trabajo. Podrá ver el mundo a su manera, pero no puede evitar el cambio, y el mundo está sumergido en una transformación constante. Se encuentra en un momento de su vida en el cual la drogas dejan de ser la alternativa adecuada. Es por eso que decide buscarse un empleo en Londres.
"Diane tiene razón, el mundo está cambiando. La música cambia, las drogas cambian, incluso los hombres y las mujeres están cambiando. Dentro de mil años ya no habrá hombres o mujeres, sólo gente. Me parece magnifico." 
Lo que hace Renton es rectificar su filosofía a través de una lógica en la cual la lleva a sus consecuencias reales. En realidad, al final resulta más coherente escoger una vida normal, simplemente porque es igual de absurdo negarla. Al escoger el papel de drogadicto, piensa estar evitando una vida absurda. Pero lo que evita no es aquella vida (inevitable), sino la consciencia de su inevitabilidad. Pretende con su adicción encontrar una solución a la dramática condición del hombre.

 Es decir que la drogadicción equivale a intentar resignarse al sin-sentido, y de esta manera deshacerse de él (pero más precisamente, del malestar que ocasiona). Esta actitud es un error en la medida en que niega la confrontación y la misma absurdidad. ¿Por qué? La absurdidad existe en la medida en que es una comparación. Si deja de serlo, es porque se hace el "salto filosófico" (una actitud deshonesta), por la cual se pretende acceder a una tranquilidad existencial que es imposible para quien es sincero con sus reflexiones. Dar cuenta de la absurdidad del mundo, de la existencia, de la sociedad, implica mantenerse con un esfuerzo en esta actitud, es decir vivir constantemente en la confrontación. Si Mark pretende llevar su razonamiento a sus últimas consecuencias, debe elegir la vida. No se trata de encontrarle una alternativa (como al escoger la drogadicción), ya que esto es imposible, sino de mantenerse consciente de su vanidad, de su completa falta de sentido. Es por ello que al escoger la vida, Renton lo hace con ironía; esta es la manifestación de su lucidez. Sí, escoge vivir como todos, con la diferencia de que para él se trató de una decisión. Escoge la vida con toda su absurdidad. Logra ir más allá de lo que había llegado al intentar esquivarla. La acepta de frente, con todo su sin-sentido. La toma con sus
"coches, discos compactos, abre-latas eléctricos, buena salud, bajo colesterol, seguro médico, hipoteca, la primera casa, ropa informal, equipaje, traje de tres piezas, programas de juegos, comida chatarra, niños, caminatas en el parque de 9:00 a 5:00, ser bueno en el golf, lavar el coche, suéteres para escoger, navidad familiar, pensión, deducción de impuestos, limpiar canaletas, sobrevivir, mirando al futuro, hasta el día que mueras".






miércoles, 29 de enero de 2014

Introducción: cine y filosofía

Saber apreciar una película implica reflexionar en torno a los temas que explora. En este sentido, el análisis filosófico de producciones cinematográficas es imprescindible para comprenderlas con un criterio intelectual de exigencias básicas. Desde la cinta más elaborada de Kubrick, hasta el último blockbuster hollywoodense, poner al día sus perspectivas filosóficas (tanto conscientes como inconscientes) posibilita hacer una crítica constructiva que nos permita advertir su calidad.
Lejos de hacer fichas técnicas, propongo indagar sobre los aciertos, descuidos, límites y perspectivas dentro de las tramas y los mensajes que una película busca transmitir.
Pretendo analizar estas producciones a partir de los supuestos filosóficos que adoptan (posiciones políticas, éticas, existenciales…). Asumo que una película con miras comerciales y poco reflexiva merece una atención minuciosa que permita desentrañar sistemas de valores o intenciones propagandísticas, y que merece la misma profundidad de análisis que una que proponga reflexiones más complicadas.
Así, buscamos generar un espacio de reflexión que incite a la gente a ver el cine como un medio adecuado para pensar acerca de los temas más arquetípicos de la filosofía occidental.
Por aquí veremos desfilar títulos desde Star Wars hasta Full Metal Jacket, pasando por Trainspoting, American Beauty e incluso The Hobbit. Lo que me interesa es compartir una manera de pensar y discutir el cine.