lunes, 17 de marzo de 2014

Full Metal Jacket: la dualidad humana y el acto de matar


Título original: Full Metal Jacket
Nacionalidad: Estados Unidos
Duración: 116 minutos
Año de producción: 1987

Director: Stanley Kubrick
Guión: Stanley Kubrick, Michael Herr, Gustav Hasford

Reparto: Mathew Modine, Adam Baldwin, Vincent D´Onofrio, Lee Ermey, Dorian Harewood, Arliss Howard, Kevyn Major Howard, Ed O´Ross

Basado en la novela "The Short-Timers" de Gustav Hasford








Con Full Metal Jacket, Kubrick pretendía inventar y explorar formas poco convencionales para la narración cinematográfica. Se trata de una historia divida de manera tajante en dos momentos, cada uno con características propias y particulares. El contenido de tal estructura no es de ninguna manera fortuito: la forma no es sino un recurso a partir del cual plantear una reflexión sobre la dualidad como una característica inherente del ser humano. Esta dualidad encuentra ejemplo a partir del acto en el cual aparece con mayor dimorfismo y contraste: el acto de matar.
En un terreno que se mueve entre la crueldad y la compasión, James T. "Joker" Davis aprende a reconocer estos dos polos de la actividad humana, y experimenta la violencia en lo que también tiene de dual: primero como una violencia institucionalizada, social y ordenada; en segundo lugar como una violencia caótica y espontánea. En la primera parte, en el marco de su entrenamiento, accede a practicar la crueldad como un acto de inercia colectiva; en la segunda, y en medio del caos de la guerra de Vietnam, viene a la decisión individual de escoger la compasión como un motivo para asesinar. Hay que pensar Full Metal Jacket como una película con una estructura que a la manera de un espejo refleja dos polos opuestos, la dicotomía de la violencia humana con todos sus contrastes.

En concreto, el acto de matar es explorado a partir de cuatro de sus manifestaciones reunidas en dos grupos: el suicidio y la supervivencia; la crueldad y la compasión. El primer grupo consiste en consecuencias de condicionantes sociales, mientras que el segundo trata sobre una dimensión individual del ser humano. Estos temas son abordados respectivamente en cada una de las dos partes de la película (primero en el contexto del entrenamiento de marines en Parris Island, y después a partir de un paseo por Vietnam durante los días posteriores a la ofensiva del Tet).




La dimensión social del acto de matar
Es en el marco del estricto entrenamiento de marines estadounidenses que kubrick presenta las primeras formas de la violencia humana sobre las cuales pretende indagar. A partir de medidas draconianas, el sargento mayor Hartman induce a su grupo a actuar con orden y obediencia. Leonard Lawrence, un joven obeso y mentalmente inestable, encuentra grandes dificultades para adaptarse al entrenamiento. Su incapacidad para seguir el ritmo de los demás generan graves consecuencias: el castigo por no ser apto en términos sociales no sólo proviene de su superior, sino de la colectividad entera. Esta violencia es, ante todo, legítima: proviene de un consenso sobre su necesidad y en cierta manera está institucionalizada.
El resultado directo de todo esto se manifiesta a través del suicidio de Lawrence: esta forma del acto de matar (en este caso auto-infligido) es ante todo social. El suicidio como acto individual no tiene cabida dentro de esta historia: nunca es absolutamente necesario. lo que la película explora es la muerte como una consecuencia social o moral necesaria, no la posibilidad de que resulte de un proceso lógico de razonamiento. 


"I live in a world of shit."
Joker, personaje central de la película, se ve afectado moralmente por las diversas formas con que la muerte aparece frente a él a lo largo de la historia. En este caso, se ve forzado a participar en los acontecimientos que desencadenan la muerte de Lawrence, de los cuales el peso ético sólo le afecta a nivel individual: su participación en el acto colectivo, aunque le cause conflictos, es similar a la de los demás. A pesar de la compasión que siente por su compañero, no puede actuar fuera del marco en el cual le es permitido hacerlo; no sólo se ve imposibilitado para defenderlo, sino que termina formando parte de la violencia que lo lleva a la muerte. Toda consideración personal sobre la situación es intrascendente: no afecta su manera de actuar dentro del grupo. El sentido ético de los gritos que lo atormentan después de golpear a su camarada sólo es individual; parece ser que la presión social puede funcionar como único motor de un acto a pesar de que este se convierta en un dilema moral para quien lo ejecuta. 

En síntesis, el suicidio de Lawrence es un acto social en dos niveles: primero por la responsabilidad que tienen sus camaradas (incluyendo a Joker), y segundo porque resulta de su imposibilidad de encajar en el grupo. No hay parte individual en este acto. Cuando Lawrence asesina a Hartman antes de quitarse la vida, lo hace en parte cómo venganza (su única motivación cuando renuncia a la vida) y en parte como mecanismo de defensa. La muerte como consecuencia de llevar la vida en sociedad a sus límites es un testimonio de que la interacción humana es esencialmente violenta. 




La dimensión humana del acto de matar

La segunda parte de la película consiste en la experiencia de Joker en Vietnam. En contraste con la rigidez e uniformidad de la primera, nos encontramos frente a relaciones jerárquicas más relajadas (en el trato), vestimentas menos ortodoxas y actitudes más personales: a partir de este momento, sin el estricto marco social anterior y la presión colectiva que le acompaña, la práctica de la violencia es explorada en su dimensión más individual y humana. Surgen ciertas situaciones en las cuales el acto de matar se convierte en una decisión, por lo cual su dimensión ética toma una gran relevancia. Joker ya no se tiene que desenvolver en un marco institucionalizado, sino en uno mucho más pragmático en el cual la violencia es espontánea e impredecible. 

James T. Davis siempre adopta una actitud poco reverente. Si es apodado "Joker" es porque las personas que cruza en su camino recurrentemente notan esta cualidad. Sin embargo, parece ser el único personaje en la película conmovido por la muerte. Es, en contraste con este apodo, el único que no hace de la violencia una broma. En realidad, trata de tomar las cosas a la ligera siempre que puede: al usar un símbolo de amor y paz hippie al mismo tiempo que un casco con la inscripción "born to kill", pretende sugerir la cuestión de la dualidad humana con un tono humorístico. A pesar de esto, en varias ocasiones es confrontado directamente con la muerte y adopta una actitud mucho más seria al respecto (primero con el suicidio de su compañero, después al ver una fosa común, y finalmente cuando decide asesinar a una muchacha moribunda). 

Al encontrarse con un marine que dispara indiscriminadamente a civiles vietnamitas, Joker le pregunta si no le causa conflicto matar niños y mujeres. Este le responde que el secreto está en "no apuntarles demasiado tiempo". La condición para matar con facilidad está en no convertir este acto en una decisión, en ser reticente a tomar conciencia sobre lo que se está haciendo. La crueldad debe ser espontánea e irreflexiva. De una manera diametralmente opuesta, la compasión es un acto que implica tiempo; no puede ser gratuita. 

"Kill me..."
Finalmente, y en contraste con la imposibilidad de evitar el acto de crueldad en la primera parte de la película, Joker se encuentra en una situación en donde el marco social deja de ser efectivo: en medio del caos, la inercia colectiva que lo había empujado a la violencia no tiene fuerza. Por ello el acto de matar se convierte en un dilema exclusivamente ético, el cual debe resolver a nivel personal. Sus compañeros le piden que deje vivir a una muchacha gravemente herida para que sufra, y frente a esto él toma la decisión de otorgarle la muerte. En contraste con su primer acto de crueldad por inercia, llega a la conclusión ética de matar por compasión. Tanto el acto gratuito de crueldad como el acto reflexionado de compasión le causan un profundo conflicto. Como Lawrence, llega a la conclusión de que está en "un mundo de mierda". Mientras que este quiso escapar de él, Joker considera la supervivencia como un bien en sí mismo. 


"This is my riffle, there are many like it, but this one is mine. My riffle is my best friend; it is my life. I must master it as I must master my life. Without me my riffle is useless. Without my riffle, I am useless. I must fire my riffle true."


"Full metal jacket" es el nombre de las municiones que usan los marines. En esta película, es importante comprender que las armas se convierten en extensiones no sólo de sus cuerpos, sino de sus personas. La bala, para Joker, es portadora de intencionalidad. Por si misma, sólo permite efectuar el asesinato. Pero se trata de quién la dispara: si ella es la consumación del acto, él es quien lo ejecuta. En su dimensión colectiva o individual, tal acto tiene un sentido anterior y superior al mero asesinato. Es por medio de las armas que se convierten en acto las intenciones que le son anteriores: la crueldad y la compasión son motivaciones igualmente humanas.